martes, 31 de mayo de 2016

FIN...




La habitación estaba consumida por un silencio desolador. Todo estaba tal y como lo había dejado. No encendí la luz y atravesando la penumbra me dirigí directamente al baúl tallado en madera. Sobre él, aquel espejo que tantas veces me devolvió mi reflejo solitario y agotado. Me acerqué al baúl, me incliné hacia delante y lo abrí. El manuscrito seguía allí, esperándome. El trabajo de toda una vida. Me imaginé allí, leyéndolo de rodillas y esbozando una leve sonrisa al recordar párrafos de mi propia mano. Pero algo había cambiado para siempre. Alargué la mano y tomé el manuscrito en silencio, sin acritud. Encendí el mechero y acerqué la llama al papel. Las páginas se entregaron al fuego con rabia y abandono y quedaron para siempre silenciadas por el recuerdo del olvido. La brisa cálida que entraba por la ventana se llevó las cenizas de aquel sueño muerto.
            -Fin –me oí decir.
           Antes de salir del cuarto me detuve un instante a ver al extraño que me miraba desde el espejo. En el reflejo de mis propios ojos descubrí algo que nunca antes había estado ahí. Algo turbio y oscuro.
           -Yo puedo ver en tu interior, Brais –me dijo el reflejo-. Ahí dentro no existe un alma… Sólo hay oscuridad.
       Mi yo del espejo sonrió. No había amenaza ni odio en su rostro, apenas una sombra de melancolía.
           -Tiene gracia, yo pienso exactamente lo mismo –dije.
           Mi reflejo sonrió y negó lentamente.
       -Te haces el valiente, Brais. Siempre lo has hecho. Pero yo sé que toda tu fachada es pura palabrería; una mentira. Donde los demás ven tus sonrisas, yo veo un corazón roto y deshecho…
         Le miré a los ojos y asintió.
         -No poder llenar ese vacío interior te hace sufrir, ¿verdad? Yo veo lo roto que estás, lo derrotado que te sientes. Sé que no puedes seguir adelante y también lo sabes…
           No dije nada. Cerré los ojos y continué escuchando.
        -Pero eres un egoísta, como todos los que te rodean. Sigues viviendo porque es lo único que sabes hacer y explorar más allá te abruma. No tienes ningún sueño porque por dentro, Brais…
Oí su voz difuminarse en la oscuridad y cuando abrí los ojos mi reflejo era simplemente mi reflejo.
-… estás muerto.

Sonreí, la paz del odio ardiendo en mis venas, y salí a la noche.

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